jueves, 27 de enero de 2011

Catapún




Madrid no es para mí. Bueno a veces. Cuando tengo ganas de salir, ir de tiendas, encontrar cosas en tiendas, de que me atropelle un coche, si quiero coger el metro… entonces sí, Madrid me queda como anillo al dedo. No me interpretes mal, esto va por rachas. En estos momentos de mi vida o de la hora de este día o en medio de este dolor de espalda, no necesito esto. Quiero un lugar tranquilo, con campo, lo más parecido a la diversión dentro de la ciudad es el centro comercial. (Seguro que hay más cosas, pero no me vienen a la cabeza, qué quieres que te diga). Hoy no me gustan ni los alrededores de Madrid, ni sus pueblos, ni nada de nada. Quiero irme a mi pueblo, con mis abuelos, con su río, el frío, el olor a lumbre, las morcillas, los chorizos, el cortijo, los saludos con los vecinos, barrer la puerta, el panadero en la puerta de tu casa, el de los melones en la puerta de tu casa, los mercadillos de los martes y los viernes, los dvds de la biblioteca, el eco en las habitaciones, la niebla por las mañanas, las bicicletas panza-arriba, la prima Elena, Lolu, no perderme la adolescencia de Julián, el sofá blanco, la alfombra del salón, la calefacción, el Panda, mis titos, la carpintería, la piscina verde llena de hojas, las calles desiertas, los bares vacíos, los churros de los domingos, el cariño de Juani, la calle del Dindón donde vivía mi bisabuela y me fui al cole con los pantalones del pijama, el pilón asqueroso del Pilar, la alameda, la barbacoa, los pozos que nunca encienden, el cura don Urbano, las eras, los caminos de tierra, el cine de verano, los perros sueltos, el campo de fútbol, el colegio, las señoras cotorreando, los corros de sillas en las puertas de las casas en verano, coger el coche para ir a Valdepeñas con la prima Juli, las herramientas de la cochera, la Serena, la nueva motillo, las puertas de madera, el olor de barniz, las escaleras de mis abuelos, los baños grandes. Muchas cosas.
Quizás sólo necesito tener un sitio, hacerlo mío, o quizás necesite volver y quedarme. Ale. Pum. Todo para fuera. Echo de menos a muchas personas que están a un metro de distancia, a un avión, a un coche. Si no estuviera en Madrid estaría a la misma distancia +240km. Cómo me duele la espalda. Buen día.

2 comentarios: